Existen dos tipos de cirugías plásticas: la reconstructiva y la estética. La primera nace a principios del siglo XX y se realiza para corregir deformaciones faciales y del cuerpo causadas por defectos congénitos, traumatismos, enfermedades o envejecimiento. La segunda tiene el fin de cambiar la apariencia de una persona.
En los procedimientos estéticos se encuentran: mamoplastia de aumento, extracción del implante de senos, levantamiento de senos y glúteos, remodelación del mentón, pómulos o maxilares, levantamiento de los párpados, estiramiento facial y de la frente, trasplante de cabello, aumento de labios, liposucción, rinoplastia, abdominoplastia, inyecciones de bótox, reafirmación de la piel por láser, tratamiento con láser para las venas de las piernas, etc.
Por su parte, los procedimientos reconstructivos están referidos a traumatismos por accidentes, infecciones, anomalías del desarrollo y congénitas, etc. La cirugía más evidente y que más ha cambiado es la abdominoplastia, donde se han ido modificando el trazado y altura de las cicatrices al par que cambiaba la moda en lencería y especialmente en la ropa de baño. Así, el bikini ha determinado que, en la década de los sesenta en que esta cirugía comenzó a popularizarse la cicatriz de abdominoplastia fuese casi horizontal y más alta que la actual, acorde con la moda del bikini a la francesa , recto y algo alto.
Y ahora, en cambio, las pacientes solicitan una cicatriz lo más baja posible, y cuyas ramas laterales queden también mucho más bajas, aunque no rectas, en concordancia con la moda, especialmente, de los jeans muy bajos de cintura, pero también de la lencería y los bikinis tan bajos ahora.
Pero las modas cambian, debemos ser muy conscientes de eso. Y es que las modas son eso, modas, y por tanto pasajeras, de forma que se deben solicitar cirugías adaptadas a cada cuerpo y, sobre todo, buscar no solo una tendencia de belleza sino simplemente la naturalidad.