CUANDO TODO SE QUEDA EN EL INTENTO…
“Cuando tu emoción te limita, tu vida se detiene”
Pareciera que este será un artículo para tirarnos en el sillón a llorar y darnos por vencidos pero no es así, es más bien un auto exámen de consciencia hasta donde realmente cada día intentamos ser mejores personas o simplemente es un engaño a nosotros mismos, pero la realidad es que no pasa por nuestra mente el hacerlo y lo expresamos para dar una apariencia de optimismo a los demás.
Sé que lo que busco en cada escrito es motivarlos, darles las herramientas para avanzar, que en su corazón y mente tengan presente que somos diseñados sólamente para el éxito y lo que nos detiene a alcanzarlo es la resistencia que ponemos a vencer cada obstáculo que se nos presenta y que uno de los propósitos de vida es buscar la felicidad dentro de nosotros para poder vivir plenamente. Esa es mi labor diaria cada día que me levanto y al toparme primeramente conmigo y con mi familia y al salir, con cada persona que me encuentro en el camino. Es edificante ayudar a los demás y darles una palabra de aliento, un mensaje de esperanza, pero qué sucede si esa persona en realidad no lo desea, qué sucede si sólo escucha pero al darse la vuelta, colgar el teléfono o llegar a su casa, prefiere seguir en la misma condición y no intentarlo. Es ahí donde la apatía gana la primera batalla, pero depende de cada ser humano si permiten que sus emociones negativas y condición les ganen la guerra contra ellos mismos.
Vivimos en un mundo tan aprisa que se nos olvida lo esencial, aprender a vivir. Soltar cargas. Ser honestos. Dejar el pasado y las ataduras que sigue trayendo al presente. Ser amables. Menos fijados y más serviciales. Liberarnos de resentimientos. Creernos merecedores de toda clase de atenciones. Almacenar enojos porque no nos dan lo que necesito o no obtengo lo que quiero. Aprisionar apegos. Esclavizar a los que más amamos. Dañar lo que debemos cuidar. Olvidar disfrutar las cosas sencillas por obtener bienes materiales. Clasificar a las personas por categorías dependiendo de lo que son y tienen. Criticar por la apariencia. Desprestigiar si creemos nos han dañado. Nos volvemos egocéntricos. Se nos olvida Dios y su amor… Y la lista puede ser interminable porque es más sencillo para los seres humanos, por increíble que resulte leerlo, tender a la negatividad que buscar el lado bueno de las cosas.
Estamos tan acostumbrados a vivir en un mundo tan viciado, que ya es natural andar de mal humor, si no me dan el paso en el semáforo o un auto se nos atraviesa, nos enfurecemos y reaccionamos violentamente. Si tu hijo(a) trae una mala nota, es más fácil quebrantar su espíritu refiriéndole todo lo que trabajas para pagar sus estudios que sentarte a platicar y descubrir el motivo de sus malas notas, y todo porque tenemos una pereza de romper con la rutina y nuestras frustraciones para dar el amor, la paciencia y el tiempo que necesitan los que decimos amar más que a nadie, y es así, analicemos cada uno nuestra conducta. No queremos ser amables, nos cuesta más ser bondadosos que irritables.
La pregunta es: ¿Podemos hacer algo al respecto? Sí, pero depende mucho de lo dispuestos que estemos a romper con ese molde de quedarnos en el intento y hacer los cambios que necesitamos para cambiar este mundo y hacerlo un mejor lugar para vivir, pero hacerlo realidad ya. Es urgente si no queremos heredar a nuestras generaciones una sociedad donde predomine la ley de la selva.
AQUIETA TUS PENSAMIENTOS. Esta es la batalla principal que debemos ganar. Muchas veces estamos tan acostumbrados a escuchar nuestra mente que ya no podemos discernir si lo que estamos escuchando es bueno o malo y nos crea conflicto. En esos momentos entra en quietud y silencio para que puedas escuchar tu corazón, que es el que te va a guiar a tener y vivir en paz. Muchas veces es la mejor terapia que vas a tener. Detenerte, poner en blanco tus ideas y actuar por intuición más que por la razón.
Aunque sea algo que cueste mucho trabajo PIENSA EN LO BUENO DE LAS COSAS. Vamos a suponer que hoy te levantas y por error se te cae el vaso con agua en la camisa que estaba perfectamente planchada para ponértela o el vestido y ese contratiempo te atrasa cinco minutos al salir. ¿Cómo reaccionas? Lo sé, me ha pasado. Nos enojamos y empezamos a maldecir y como bola de nieve todo lo demás sale mal y llegas malhumorado al trabajo o decides ya no ir con las amigas. No nos detuvimos a pensar que esa pequeña eventualidad nos pudo prevenir de alguna circunstancia que nos hubiera puesto en peligro o que a lo mejor el demorarnos fue para caer en cuenta que algo no habíamos dejado en orden antes de salir y así es en todo.
Si alguien nos habla mal o no nos saluda, no hay por qué enojarse, no sabemos las luchas o problemas que trae en su corazón en ese momento.
La realidad es que NO SOMOS EL CENTRO DEL UNIVERSO. El mundo no gira en torno a nosotros y por ende no funciona victimizarnos por cada situación que a nosotros nos molesta. El mundo y las personas somos muy complejas, así que no esperemos ser tratados como deseamos porque vamos a sufrir y mucho.
Por último, no llevemos tanto equipaje y seamos valientes para DECIRLE ADIÓS AL PASADO y no permitamos que afecte nuestro presente porque nos incapacitará para ser libres y amar la vida.
Un consejo que doy a diario que me ha enseñado la vida es aprender a NO ESPERAR NADA DE LOS DEMÁS. Así como lo leen, no esperen nada de los demás y podrán disfrutar de lo que las personas y la vida les puedan ofrecer, apreciando cada momento que viven y cuando algo se torne complicado, entender que cada uno de nosotros somos diferentes pero que intentamos caminar en esta vida estableciendo vínculos de amor que duren por siempre. En el camino seguramente vamos a fallar y muchas personas saldrán de nuestra vida pero al final, se quedarán las que puedan acompañarte a ti en el viaje. Valora, aprende y sé feliz.
OLGA BEATRIZ PEREZ BERRELLEZA