En las posadas tradicionales, las de antaño, antes de dedicarse a comer y tomar, las personas pedían posada. Se formaban dos grupos y con su velita y hoja de canto en mano procedían a pedir posada, ambos participando y cantando, emulando aquel acto religioso que dio origen a este tipo de festividades y el cual ha sido adaptado a las nuevas épocas siendo más flexibles en torno a las creencias y la libertad de expresión religiosa.
Las posadas que son sólo borracheras
Lamentablemente el término posada se ha utilizado de manera errónea, o más bien, se ha utilizado por la sencilla razón de que estamos en diciembre y se escucha más bonito decir posada que reunión.
Ya no se suelen hacer los rituales mencionados y esto se debe a la pereza de hacer el procedimiento tradicional o básicamente no existe interés por parte de los organizadores y asistentes.
Estas posadas de la nueva generación no sólo son organizadas por jóvenes, también por personas de cualquier edad, son reuniones a las que sólo se va a comer y tomar —regularmente cerveza o ron o whisky, como alternativa al ponche tradicional—, y en algunas aún puedes encontrar la piñata.
Las posadas no se han extinto
Ciertamente las nuevas posadas no significan la desaparición de las clásicas, aunque cada vez son más a las que asistimos por tomar. Sin embargo, aún hay quienes celebran la posada tradicional y aman la convivencia que se genera al cantar y, propiamente, al pedir posada.
La realidad de la nueva era
En la mayoría de las fiestas decembrinas, lo que se busca es propiciar un ambiente de unión y alegría, e independientemente de las creencias religiosas, las posadas reúnen a la comunidad. Está en nosotros el transmitir y dar a conocer esta tradición mexicana dándole su valor y significado a las nuevas generaciones, para que no sea una fiesta más, pues es la celebración en armonía, con aromas, colores y sabores… con piñatas, fruta y dulces. Es una celebración que en ningún otro lugar existe y permite reunir a muchos grupos de personas.
