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    Mamá ya no está, pero vive en mí

    Existe un lazo muy estrecho madre e hijos, las madres tienen la capacidad de amar incondicionalmente a sus hijos y de renunciar a muchas cosas por ellos con tal de darles lo que creemos es lo mejor.

    He tenido pacientes ya de edad adulta, quienes todavía tienen a su mamá, pero sufren pensando en que el día que ellas mueran, dicen que ellos también se van a morir. No imaginan una vida sin ella. Sabemos que no van a morir y lamentablemente ese dolor va a perdurar si no saben elaborar un duelo sano.

    ¿Qué pasa cuando la mamá fallece?

    Si los hijos son pequeños, se vienen una serie de pérdidas muy importantes. Se pierde la estabilidad familiar, el padre como proveedor tiene que dejar a los hijos al cuidado de algún familiar, vecino, cuidadora, probablemente tengan cambio de residencia, cambio de actividades, cambio en la relación con el padre sobreviviente. Es frecuente encontrar una disminución en el cuidado de los niños por parte del padre debido a su propio dolor y duelo. Esto lleva un deterioro en la relación padre e hijos.

    Al principio las reacciones del niño no son muy evidentes pues no comprenden la ausencia. Es muy importante estar atentos a su comportamiento para identificar cuando hay algún cambio, poder ayudarlos.

    Algunas reacciones pueden ser:

    Ansiedad, recuerdos vívidos, dificultades para dormir, tristeza, enojo y comportamientos impulsivos, culpa, auto reproche, problemas escolares, problemas físicos, problemas para concentrarse, preocupación por temas de enfermedad, miedo a quedarse solo, orinarse en la cama, idealizar al que murió, rechazar a sus amistades, cambios en su conducta habitual.

    Es importante que el niño comprenda el concepto de muerte, recordemos que ese concepto va de acuerdo a su edad.

    Otro factor importante es lo que ven en la familia, si ocasiona temor, el niño tendrá miedo pero si se habla de la muerte como un proceso natural de vida, será más fácil para él.

    Algunos factores que ayudan a que su duelo sea más llevadero son:

    •Dar información sobre lo que pasó clara y honesta.

    •Hablar sobre el funeral. Cómo es y ayudarlo a decidir si quiere o no asistir.

    •Para el niño puede ser muy difícil procesar la imagen del ser querido fallecido, se tienen que valorar el hecho de que el niño pueda o no ver el cadáver.

    •Prepararlo antes de que vea el cadáver, explicarle dónde estará, qué aspecto tendrá… (lo que puede ver, oír o sentir).

    •Darle la seguridad de que estará acompañado en todo momento.

    •Hablar sobre quién lo cuidará.

    •Explorar los sentimientos de culpa y eliminarlos.

    •Fomentar la despedida de su ser querido aunque éste ya haya fallecido.

    •Abrazarlo.

    •Compartir sus sentimientos.

    •Permitirle jugar o realizar alguna actividad que quiera si es que quiere.

    •Estar al pendiente de su cuidado personal (comida, sueño, aseo).

    •Evitar, en la manera de lo posible, sumar más pérdidas a la ya vivida.

    ¿Cómo celebrar ese día si ella ya no está?

    La pérdida de la madre es una de las más dolorosas, ellas son el pilar de la casa, son la que muchas veces mantienen a la familia unida.

    Al principio, las personas no desean celebrar nada porque ese día en especial, su ausencia se hace más latente, duele y duele más.

    Conforme pasa el tiempo, ese dolor se puede transformar en amor, es una oportunidad para que la familia se reúna para recordarla y honrar su presencia, su legado.

    No importa dónde se encuentre mamá, ella vivirá siempre en nuestro corazón.

    Felicidades a todas las mamás que son un ejemplo de que en el amor no hay límites.

    Por: Yvonne Bulnes

    Tanatóloga

    yvonnerosadecristal@gmail.com

    Grupos de ayuda mutua

    Alejandra Renacer

    Tanatóloga Yvonne Bulnes

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