En este mes de septiembre celebramos el Día de la Independencia de México. Y es entonces que el 15 de septiembre muchos se dan cita en los diferentes lugares del país para gritar a voz de cuello y con gran emoción ¡Viva México! Algunas ocasiones hasta las lágrimas empañan nuestros ojos y sucede con mayor frecuencia cuando nos encontramos lejos de “nuestro México lindo y querido”, qué bonito, qué emocionante, qué patriotas somos. Pero resulta que pasa la fecha y nos olvidamos totalmente de los héroes que nos dieron patria –como grita el político en turno desde el balcón del palacio de gobierno–, y seguimos haciendo por nuestro México lo que siempre hemos hecho, absolutamente nada.
Tener una banderita o un detalle patriótico colgado en nuestro muro de Facebook, WhatsApp o alguna otra red social no nos convierte en buenos o mejores mexicanos. Indignarnos ante los ataques del nuevo presidente de Estados Unidos y cacaraquear en las redes sociales nuestra bandera no hará que Trump se retracte de lo que dice. Lo que sí creo es que la mayoría de los mexicanos tenemos un concepto equivocado de lo que es el verdadero patriotismo.
Pero, ¿qué es ser patriota? Muchos contestaríamos que amar a México; y es entonces que te hago esta pregunta, ¿amas a Mexico con todo lo que representa su tierra, sus mares, las minorías étnicas, su fauna, su gente? Porque amar a tu familia implica amar todo lo bueno y no tan bueno de ella, y aceptarla y defenderla independientemente de no estar de acuerdo con las diferentes maneras de pensar, de ser y hacer, y sobre todo unirse verdaderamente ante situaciones que indignan y van en contra del bien común.
¿Y qué hacemos cuando necesitamos poner límites a situaciones que como mexicanos nos indignan?, ¿poner la banderita en el WhatsApp o unirnos ante iniciativas que verdaderamente logren un cambio que mejore la vida de nuestros compatriotas? Es en ese momento cuando nuestra zona de confort entra en juego y decimos ‘pues a mí esto o aquello no me afecta’; mejor no me muevo, y sigo dejando que la corrupción, el nepotismo, el amiguísmo, el dedazo, imperen como es costumbre, pero eso sí, el 15 de septiembre estaré gritando como descosido ‘¡Viva Mexico!’.
El filósofo francés Gilles Lipovetsky, en su libro La era del Vacío, dice que “la autoconcepción ha sustituido a la conciencia de clase. La conciencia narcisista substituye la conciencia política”, lo cual quiere decir en pocas palabras que sólo buscamos nuestros propios intereses, abandonando todo aquello que implique compromiso y esfuerzo, satisfacerme a mí mismo y que el mundo ruede.
Entonces te pregunto, ¿no crees que es hora que pongamos de moda el patriotismo? Pero no como moda pasajera, sino como esa que llegó para quedarse, que sabemos que nos queda y favorece, porque creo vehementemente que serlo es una moda que a todos nos acomoda, que resaltará todos los colores y sabores de México, y nos favorecerá como país.
Ser patriota mexicano hablará bien de nosotros en todo el mundo porque nos queda, porque nos sienta bien. Es el último alarido de la moda, y no precisamente ese alarido que das cuando gritas por gritar ¡Viva Mexico! Ser patriota es unir esfuerzo, mente y corazón por el bien común, independientemente de nuestra posición económica, social y cultural. Ser patriota es estar “In”. Así que amigos y amigas, practiquemos el patriotismo diariamente, que ese no cuesta pero cómo luce y cuenta mucho.
Por: Graciela Cueto Serrano
Experta en Comunicación y Desarrollo Humano
Graciela Cueto en Pláticas de Café
@gracielacuetos