Dr. Julio César Álvarez Ibarra   No aprendas a vivir con dolor

El médico Julio César Álvarez Ibarra es anestesiólogo, especialista en Medicina del Dolor y los Cuidados Paliativos. La algología y los cuidados paliativos son áreas de la medicina que se relacionan con el manejo del dolor y la atención a pacientes con enfermedades graves. Es experto en el tratamiento del dolor neuropático, dolor oncológico y dolor somático. Actualmente, el Dr. Álvarez Ibarra atiende en el Hospital Ángeles Culiacán. Su vocación por cuidar de la salud y el bienestar lo llevó por el camino de la Medicina del Dolor y los Cuidados Paliativos, donde aplica sus conocimientos para mejorar la calidad de vida de sus pacientes. Como persona, se considera apasionado, disciplinado y altruista, cualidades que sin duda caracterizan a los especialistas de la salud.

¿Por qué decidiste ser médico? Tuve una situación de salud cuando era niño, lo que despertó mi afinidad por el mundo de la medicina. Desde los 3 o 4 años, supe que quería ser doctor, y esa meta se cumplió. Considero que es fundamental tener vocación para ejercer esta profesión; no se trata solo de ser bueno, disciplinado y responsable, cualidades que muchas personas pueden tener. Se necesita una verdadera vocación para atender a la gente y a los pacientes, y para generar empatía.

¿Qué habilidades o cualidades consideras más importantes para tener éxito en tu especialidad? La actualización médica continua, la aplicación de nuevas tecnologías para el tratamiento del dolor, como la radiofrecuencia con calor o enfriada, y el uso de los equipos más innovadores de imagen tridimensional y ultrasonográfica son fundamentales para obtener los mejores resultados. Asimismo, la comprensión y la generación de una empatía adecuada con el paciente son esenciales.

¿Qué te inspiró a elegir tu especialidad? Lo que me inspiró a seguir la especialidad fue ver a tantas personas sufriendo por el dolor. Casi todas las enfermedades se manifiestan con dolor, que es un síntoma de alarma muy importante. Todos los dolores tienen un “por qué” y hay que encontrar la causa. Durante mi carrera, observé que todo giraba en torno al dolor, pero era el síntoma menos considerado. Veía a pacientes hospitalizados durante días, sintiendo dolor cada uno de esos días, entonces entro a anestesia y descubrí esta otra especialidad.

Nos esforzamos por encontrar las causas del dolor y trabajamos en coordinación con otros especialistas para controlarlo. Utilizamos recursos que no son tan comúnmente empleados, explorando tratamientos alternativos para aliviar los síntomas.

¿Cuáles son los mayores retos que enfrentas en tu especialidad? Los cuidados paliativos se enfocan en tratar enfermedades que amenazan la vida, siendo el cáncer una de las más importantes. Estos pacientes desarrollan numerosos síntomas, y parte de mi trabajo—lo más significativo—es generar una mejora en la vida de mis pacientes. Que tengan un diagnóstico con un desenlace desafiante no significa que no haya recursos para tratarlos. Muchos se rinden ante esta afección, pero siempre hay algo que hacer por las personas; siempre hay formas de mejorar la calidad de vida. Me inquieta que se le diga a alguien que ya no hay nada que hacer, por lo que busco controlar la sintomatología de la mejor manera durante esta etapa de la enfermedad.

¿Qué papel juega la colaboración en tu área? En medicina del dolor, colaboramos con otras especialidades, como traumatología y ortopedia, y cirugía general, entre otras. Normalmente, pacientes que desarrollan dolor crónico son referidos a nosotros para recibir tratamientos que incluyen procedimientos intervencionistas y fármacos. En cuidados paliativos, es fundamental formar un equipo multidisciplinario. Necesitamos trabajar de la mano con profesionales de psicología, trabajo social, nutrición y enfermería para abordar al paciente en todas sus dimensiones: no solo la física, sino también la emocional, espiritual y, por supuesto, la salud física.

¿Cuáles son las experiencias que te han compartido tus pacientes al remediar sus dolores?

Al conocer a los pacientes apenas pueden interactuar del dolor tan intenso que están experimentando, pero, en su próxima visita observo un cambio muy significativo. Les transformas la vida: si logras controlar el dolor, el paciente vuelve a comer, dormir y comunicarse con su familia. Puede realizar actividades que antes no podía, cambia su estilo de vida con solo eliminar el dolor de su día a día.

El objetivo del doctor y su equipo es controlar el dolor del paciente para que su vida sea lo más normal posible, como lo era antes. Por ejemplo, en pacientes que presentan dolor crónico de cabeza, espalda o rodillas, así como por lesiones, es posible controlar el dolor y cambiar su rutina. La medicina del dolor y los cuidados paliativos son especialidades relativamente nuevas, pero los casos que manejan son complejos. Los colegas de otras especialidades son quienes canalizan a los pacientes que sufren de dolor crónico que no logran superar, y entonces es ahí donde se debe hacer la diferencia para controlar el dolor.

“Nadie debe acostumbrarse a vivir con dolor. Todos podemos tener control sobre él; siempre hay herramientas, múltiples procedimientos y muchos medicamentos disponibles. Lo importante es acudir a un especialista certificado en la materia para recibir las terapias adecuadas.”

Un consejo permanente en todas tus consultas: Con todos los pacientes, trato de que la familia los acompañe, para que no estén solos y se fomente una armonía familiar. Animo a los pacientes a salir y participar en actividades recreativas que les ayuden a distraerse, como caminar, dibujar o tejer. Recomendamos estas acciones para despejar la mente, ya que la enfermedad puede absorberte. Sin esas salidas, es fácil sentirse abrumado todo el tiempo. La integración familiar es crucial para el proceso de sanación.

¿Qué es lo que más te gusta de tratar a los pacientes? Controlar el dolor y ver a un paciente que llega con otra expresión, con una sonrisa, es lo mejor que nos puede pasar. Observar el progreso y el agradecimiento de la familia es lo que más me satisface.