¿Alimentas tus emociones o los alimentos crean tus emociones? Si analizamos la gran cantidad de publicaciones científicas que hay sobre este tema encontramos que la relación entre lo que como y lo que siento es bidireccional.
Esta relación en ambos sentidos es una “bola de cristal” que, por un lado, nos muestra lo que realmente sentimos observando qué comida nos pide el cuerpo, y por otro, nos ayudará a sentirnos mejor si comemos cierto tipo de alimentos.
En ocasiones podemos pensar que hemos superado una emoción porque no la expresamos. Pero esta falta de expresión, sea porque preferimos disimular o porque pensamos que es negativa, hace que quede bloqueada y, de forma inconsciente, condiciona nuestra forma de vivir. Los antojos irrefrenables que experimentamos son nuestro aliado para descubrir qué se esconde en nuestro inconsciente.
Cuando no sabemos qué sentimos o nos sentimos en un caos emocional, una buena manera de obtener información es parar un momento, respirar y ver qué nos apetece comer. Porque ese antojo hacia cierto tipo de alimentos seguro que nos está dando una idea de qué emoción es la que está encubriéndose y dominando la situación que vivimos.
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