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    Hay que llorar para no ahogarnos.

    Llorar, es algo tan común, natural, y en ocasiones, necesario.

    Llorar, lejos de ser un signo de debilidad o una fuente de vergüenza, ceder a las lágrimas es un importante mecanismo de afrontamiento y una forma de higiene mental. 

    Daniel Coletti, dice: “Llorar puede ser una manera importante de comunicarse y conectar con los demás”.

    Pero, ¿en qué nos beneficia llorar? Y es que llorar realmente te hará sentir mejor, gracias a que activa el sistema nervioso parasimpático (SNP), una especie de regulador interno de cómo gasta energía nuestro cuerpo. El SNP se relaciona a menudo con procesos de descanso.  Una vez que el llanto active el SNP, empezarás a sentirte tranquilo.

    Al llorar disminuyes el estrés, debido a que  activas el sistema nervioso parasimpático, el llanto desencadena otras respuestas fisiológicas que pueden mejorar tu bienestar. Cuándo estás bajo presión, tu cuerpo libera la hormona cortisol; si se deja que se acumule con el tiempo, el cortisol puede llegar a ser físicamente perjudicial, pero después de haber llorado, los niveles de cortisol disminuyen y tu cuerpo libera otras hormonas que pueden actuar como sedantes, lo que crea una sensación de calma. Asimismo las lágrimas liberan oxitocina y endorfinas, estas últimas son hormonas que pueden ayudarte a sentir una sensación de calma interior y bienestar. 

    Ante lo dicho me gustaría puntualizar algunas recomendaciones que te podrían ayudar a expresar de una mejor forma esta liberación emocional: primero que todo te invito a buscar ayuda con algún profesional de la salud mental, estoy segura que un espacio en el que te sientas cómodo y seguro te hará mucho bien; además puedes escribir sobre el cómo te sientes, es de mucha ayuda, pues esto es una manera menos intrusiva de expresar tus emociones.

    Debemos tener claro que no hay emociones buenas o malas y aunque la tristeza a veces nos resulte difícil de gestionar, también es útil para la supervivencia. El problema surge cuando todo nuestro abanico emocional está invadido por una sola emoción, igual que no es sano estar constantemente riendo, tampoco lo es estar siempre tristes o enfadados.

    Recuerda que todas las emociones son válidas y para aprender a gestionarlas primero es necesario sentirlas.

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