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    Doña Rafaela Núñez Yáñez

    Una mujer fuerte con amor por la vida

    Su fuerza y determinación la han llevado lejos. Desde que tiene uso de razón ha trabajado incansablemente y eso le ha templado un carácter que ha sido el mayor ejemplo para su familia. Nos referimos a doña Rafaela Núñez Yáñez, quien fundó y actualmente tiene la responsabilidad de cuidar los sabores y la calidad de los productos que se ofrecen en sus restaurantes La Limita.

    “Me llena de satisfacción y orgullo cuando están llenos mis restaurantes y observo cómo a la gente le gusta y disfruta mi comida. Todos los platillos con los que iniciamos siguen gustando mucho” comentó emocionada doña Rafaela.

    Nacida el 21 marzo de 1952 en Bánome Otaez, Durango, a sus 17 años (después de la muerte de su madre) se vino a trabajar a Culiacán. Nunca se rindió pese al hambre que llegó a sentir y con tan solo estudios de secundaria, se convirtió en una excelente secretaria en una escuela, para más tarde jubilarse por la Secretaría de Educación Pública y Cultura.

    Viuda de Don Avelino Sarabia Coronel, con su esposo formó una bonita familia: Katy, Óscar, Susana y Erika, sus hijos, siempre sintieron su impulso y su fe para que realizaran una carrera profesional. Ahora ellos son pilares fuertes en el manejo de estos dos restaurantes ubicados en Itaje y Rectoría.

    Sus hijos la adoran y admiran por el amor que les ha entregado y la fortaleza con que los ha cobijado. La definen como una llama que nunca se apaga, un sol que gira alrededor de ellos.

    La mejor defensa es el trabajo

    “He pasado por situaciones difíciles, sin embargo, me considero una mujer fuerte, decidida, trabajadora, emprendedora; me gusta mucho innovar, siempre estoy buscando hacer cosas nuevas, en la comida y en la decoración de La Limita, en ambas sucursales”.

    “Amo la vida, a mis hijos y del amor que les tengo depende todo lo demás, siempre quiero su bienestar y todo lo hago por y para ellos. También amo la cocina, por supuesto y las plantas, especialmente las suculentas; me encanta bordar y a todos los he consentido con diferentes prendas, desde un gorro, hasta un suéter y demás”.

    Restaurante La Limita de Itaje, los inicios.

    “Lo que ahora es este restaurante campestre fue mi primera casa, donde nacieron mis hijos. Aquí aprendí a realizar más comidas de rancho. Estábamos más limitados, tanto en lo económico como en traer los productos de Culiacán, que antes quedaba muy lejos: no había accesos y teníamos que rodear”.

    “Cuando mis hijos eran chicos, no tenía dinero para llevarlos a comer a otros lugares, entonces me las ingeniaba y les preparaba lo que a ellos se les antojaba; si querían un sándwich (que antes no eran tan comunes) se los hacía. Así fui aprendiendo a hacer muchos platillos: gorditas, tacos dorados, carne asada, etc.”.

    Creativa e incansable

    “Recuerdo que a mi esposo le gustaba acarrear lo que había de temporada; por ejemplo, si había mangos mis hijos se los comían y los verdes los hacía mermelada; igual con el tomate: los hacía puré para conservarlos más tiempo.  Siempre busqué la manera de entretenerlos porque ellos se llevaban en el río y les daba mucha hambre”.

    La Limita de Itaje, su nacimiento

    “Antes cuando nos visitaban amigos de mi trabajo y de mis hijos, nos decían: deberían poner un restaurante, está muy bonito este lugar y su comida está deliciosa; y esto se fue concretando, porque mis hijos, al darse cuenta que me iba a jubilar, querían que me mantuviera ocupada. Susana fue la de la idea inicial, luego se asoció con Óscar. Katy y Erika también los apoyaron y todos somos un equipo”.

    “Decía mi esposo: Susana está decidida a poner un restaurante aquí, pero ¿quién va a venir hasta acá? Mi hija tiene muchos amigos y van a venir, también los amigos de sus amigos, pero ya no van a volver, se van a enfadar”.

    “Fue un desafío muy grande tener la seguridad de que sí iba a venir gente. Y también el tema de los empleados, por su traslado, porque no hay circulación de camiones por acá. Ahora aquí estamos en nuestra casa, invitándolos a probar el sabor de nuestra comida regional”.        

    Líder, independiente y visionaria

    Para la señora Rafaela es de lo más natural haberle dado vida a este proyecto. Su mamá siempre fue su ejemplo pues les enseñó a ella y a sus hermanos a trabajar y a defenderse solos. Es contundente cuando dice: “Las oportunidades se deben aprovechar, tener el hambre de ser alguien, de no quedarte estancado”.

    El amor a través de la comida.

    “A mis hijos les he enseñado a que sean trabajadores, constantes, responsables, puntuales, disciplinados en su vida diaria. Siempre he sido muy exigente con ellos. Pero también les demuestro mi amor preparándoles en el momento la comida y otros antojos que les gustan.

    Las mujeres

    “Es abismal lo que han salido adelante las mujeres de mi época a la fecha, las mejoras han sido significativas. Tengo 3 hijas de bien, trabajadoras y me consta que las mujeres somos capaces de hacer lo que nos propongamos sin límite”.

    A través del restaurante La Limita de Itaje y Rectoría, y su Centro de producción, la señora Rafaela Núñez Yáñez ha podido emplear a alrededor de 65 personas y más de la mitad son mujeres, entre solteras, casadas, viudas, divorciadas y separadas. “Empodero a las mujeres dándoles trabajo, para que tengan un sueldo fijo, ayudándoles a crecer y brindando apoyo ante cualquier problema que surja en sus vidas”.

    Con todo su personal suele ser apapachadora, consentidora y generosa con algunos de sus platillos, le gusta compartir sus enseñanzas y suele regañar o aconsejarles cuando ella considera que están mal en su vida. Se trata de una mujer singular y fuerte, una mujer cuya naturaleza ha impulsado dos de los restaurantes más prestigiosos de cocina regional en la capital de Sinaloa y representa la base de una familia cuya visión es incansable.  

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