Este 2022 Naciones Unidas anunció que la tierra alcanzó los 8,000 millones de habitantes, de los cuales 10% se encuentra en situación de extrema pobreza.
Cohabitamos este planeta, con seres humanos que son testigo de la incorporación de robots domésticos, el uso de inteligencia artificial para casi todos los aspectos de nuestra vida diaria. Tendrán incluso, la posibilidad de ver nacer el turismo espacial por primera vez en la historia. Pero al mismo tiempo, deben enfrentarse a dificultades para satisfacer sus necesidades más básicas como la alimentación, salud, educación, acceso al agua potable y saneamiento, por mencionar algunas.
Ante esta realidad, debemos preguntarnos, ¿Para quién estamos innovando?, ¿Puede la innovación resolver los problemas que enfrentan casi 800 millones de personas en situación de pobreza?
En la actualidad, nos cuesta trabajo pensar que estos problemas atañen únicamente a un solo actor. Desde el lanzamiento de los objetivos para el desarrollo sostenible que incorpora la agenda 2030 establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, identificamos a actores que irrumpieron la frontera de lo público, lo privado y de la filantropía. Reinventaron el paradigma de la innovación. Es decir, fueron más allá de la innovación asociada a la disrupción y su impacto económico y comenzaron a explorar nuevas formas de crear productos y servicios que satisfacen las necesidades de personas en situación vulnerable.
La innovación social, nace por lo tanto, gracias a aquellas ideas que pretenden en realidad tres aspectos puntuales:
1. Resolver un problema de forma sistémica, es decir atacar las causas raíz de estos y por lo tanto aspira a acabar con el problema.
2. Ser sostenible en el tiempo, por lo que la innovación debe ser producto de la co-creación, es decir debe ser adoptada por todas las personas afectadas y
3. Generar indicadores de impacto social y o ambiental, a partir de su implementación. Por lo que es posible medir de qué forma está resolviendo la problemática, gracias a la existencia de evidencia del antes y después de su implementación.
Veamos a continuación un ejemplo de innovación social en México: Adobe Home Aid. A.C. mejor conocida como ÉCHALE A TU CASA, es quizá, la empresa social con mayor tiempo en el mercado, casi 20 años. Su objetivo es ofrecer soluciones de vivienda para familias en situación de pobreza. A la fecha trabaja en 28 estados y ha beneficiado a casi un millón de personas durante este tiempo. Dicha empresa, no solo diseñó el ecoblock, su principal material de construcción conformado por 90% tierra de la región y 10% mezcla de cemento, cal, arena y agua. Si no, que además brinda una vivienda digna y asequible a las familias.
Su innovación se considera social, ya que ha diseñado un ecoblock que es replicable en diversos contextos, involucra a las familias en el diseño de la vivienda y pretende con su modelo de impacto social, resolver muchas de las aristas que hacen inaccesible la vivienda a las familias más desfavorecidas del país, entre las que se encuentran la falta de financiamiento y los altos costos de los materiales de construcción por mencionar algunas.
Esta empresa, es un ejemplo de las más de 300 empresas que implementan innovación social en el país. Sin duda la responsabilidad de resolver estas problemáticas ya no descansa únicamente en el sector público, la innovación social, ha comenzado a ganar terreno en diversos ámbitos, por lo que pronto podremos ver florecer nuevas innovaciones comprometidas con el bienestar de las personas.
Yrasema Cruz, Profesora investigadora y consultora.
Yrasema.cruz@gmail.com
