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    Prevención del suicidio: Una tarea que nos corresponde a todas las personas.

    El suicidio sigue siendo un tema tabú en la actualidad.
    De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021), cada año se suicidan cerca de 700, 000 personas. Una de cada 100 muertes es por suicidio. Por cada suicidio consumado hay muchas tentativas de suicidio. En la población general, un intento de suicidio no consumado es el factor individual de riesgo más importante. El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, es decir, una muerte cada 40 segundos.
    En nuestro país, datos estadísticos del INEGI publicados hace algunas semanas nos indican un total de suicidios de 8,237 (195 menos que en el año 2021), 1,096 siendo niñas, niños y adolescentes.
    El suicidio continúa siendo un problema de salud pública no resuelto.
    Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. El objetivo de este día es demostrar que estos actos se pueden prevenir.
    Una vez mencionadas las estadísticas hablemos sobre lo que significa el suicidio y la OMS, lo define como: ‘’Un acto deliberado de quitarse la vida’’.
    Después de los precedentes es importante poner de manifiesto la importancia de la salud mental en nuestra población y nos interpela como sociedad a buscar mecanismos de prevención, atención e investigación orientados a identificar los factores de riesgo y de protección que están presentes en las personas, y de esta manera poder determinar qué tipo de atención podemos brindar para contener y manejar la ideación, planificación o intento suicida.
    En la actualidad, existen diversas estrategias de prevención. Dentro del grupo más vulnerable se encuentran las y los adolescentes, quiénes producto de su etapa de desarrollo evolutivo son más propensos a sufrir cambios de humor, transitar por períodos de tristeza, irritabilidad y desánimo. Y es que sin el apoyo y la contención adecuada por parte de su red de apoyo (familia, amigos), se podría llegar a desarrollar sintomatología depresiva que sin un tratamiento psicofarmacológico adecuado, puede llegar al riesgo de presentar ideación, planificación e inclusive intentar quitarse la vida.
    Es importante recalcar que dentro de las acciones preventivas se encuentra el apoyo psicológico, focalizado en acciones de trabajo multidisciplinarias (autoridades estudiantiles y profesionales en salud mental).
    Como adicional mencionar lo siguiente: tener pensamientos suicidas no es sinónimo de querer morir, sino querer que el dolor emocional se detenga. No todas las personas que mueren a causa del suicidio tienen depresión o algún otro trastorno mental diagnosticado. Tener pensamientos suicidas no es poco común, estos pudieran ser con un: ‘’me gustaría dormir y nunca levantarme’’. Hablar sobre el suicidio no lo incita, abre la conversación y hace más sencillo que otros puedan pedir ayuda. La prevención es parte clave en el cuidado de nuestra salud mental.
    La salud mental y la prevención del suicidio, requiere del esfuerzo de todas las personas como sociedad. Una vida humana no puede, nunca, ser despreciada y merece todos los esfuerzos por protegerla y sostenerla.
    Recuerda que está bien pedir ayuda, que no te encuentras ni sola ni solo.

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