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    La lucha por el cielo: Delta y American.

    Delta Airlines y American Airlines han sido históricamente los dos adversarios más importantes de la industria aeronáutica mundial. Su duelo equivale a un choque de gigantes, similar al de IBM con Apple o al de Pepsi contra Coca-Cola.

    Sin embargo, a diferencia del resto de los sectores económicos, esta industria no genera innovación o gana ventaja mediante el lanzamiento de nuevos productos. La tecnología está en los aviones que compran ambas empresas, pero a otras compañías que las desarrollan, como Boeing y Embraer (que compiten entre sí por esas ventas).

    Por el contrario, el valor de competencia está en la capacidad de posicionarse más rápido y mejor en diferentes rutas y destinos. Entre más rápido llega a una Aerolínea a un destino o conecta a dos ciudades, obtiene mayor penetración y cuota de mercado. Para hacerlo, el juego está en entender que una aerolínea no puede hacerlo todo sola, por lo que necesita una estrategia de alianzas.

    Delta es la competidora que por tamaño es la menor, no así por rutas. American Airlines se lanzó al mercado a comprar a todas las pequeñas y medianas compañías de Estados Unidos que no hubiesen podido enfrentar la crisis de vuelos posterior a la caída de las Torres Gemelas. Esto le permitió obtener más aviones y más rutas, pero también más personal y costos de operación.

    Delta fue más prudente, sabía que un aumento en sus costos le podrían generar enormes problemas en el futuro. Entendió que, si bien American tendría para ese momento más rutas, habría un momento en el que tener mucho sería más una desventaja que una ventaja. Por el contrario, decidió solo hacer una compra: Northwest, una empresa de mediano nivel que tenía aviones más pequeños, pero que concentraba sus rutas en cuatro hubs o aeropuertos en el centro de Estados Unidos.

    American compró para tener más rutas; Delta para tener más conexiones.

    El pronóstico de Delta se hizo realidad: después de que la industria se adaptara a las nuevas reglas del mercado con la entrada de internet y de nuevos sistemas de seguridad informática y de que la economía volviera a estabilizarse, los precios del petróleo comenzaron a subir y, por tanto, el de los combustibles.

    De igual forma, American tenía que mantener a una flotilla que le era más cara, porque el tipo de aviones que había obtenido con las fusiones sin control que había hecho le generaron enormes costos operativos que empujaron su utilidad hacia abajo, pegándole directamente a su valor accionario.

    Delta, por el contrario, había obtenido entrada a un mercado que no había atendido y con el uso de los 4 aeropuertos Hubs, logró disminuir los costos operativos, generar economías de escala y empujar un crecimiento estructurado. American dejó de transportar a cien millones de pasajeros por día y se convirtió en la tercera aerolínea, después de haber sido varios años la primera en el mundo.

    Conclusión.

    La lección es clara: vencer es una suma de factores, pero, sobre todo, parte del conocimiento de uno mismo y este importa, a veces más que el que obtengamos de nuestros adversarios. Saber qué podemos y qué no podemos hacer nos da un valor importante en cualquier batalla de la vida: nos coloca ante un entorno en el que podemos utilizar la fuerza del enemigo contra sí mismo.

    Por: Oscar Rivas

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