NUMERALÍA QUE ASUSTA: en México, el promedio de libros leídos por año (2023) fue 3.2, poco menor que en 2022. En EUA son 12 libros, en Francia y Canadá cerca de 17. Bien decía nuestro querido y admirado escritor porteño Juan José Rodríguez: “…el incendio de Alejandría es virtual, invisible y permanente”
Borges hacía una tremenda apología sobre el libro: “ese instrumento sin el cual no puedo imaginar mi vida, y que no es menos íntimo para mí que las manos o que los ojos”.
Soy un lector que disfruta su oficio, ese olor a tinta, ese saborear la cadencia con que los dedos se desplazan para darle vueltas a las páginas. Leer, es saber que aún se puede sembrar esperanza para cosechar un futuro de fe.
Un propósito intelectual de hace algunos años fue es leer más poesía. Y la vida ante una encrucijada me descubrió un maravilloso recurso: leer poesía en voz alta los domingos, porque ese fue un vínculo, un puente y la oportunidad de convivir y hacerle la vida más llevadera a un Padre excepcional que me heredó el amor por los libros y la poesía.
Me remonto a los antecedentes para que puedan comprender mejor: Mi papá, Enrique González Collard, fue un gran lector y políglota, hablaba y traducía cinco idiomas él estudió arte, letras, filosofía y teología en Europa. Era un lector asiduo de poesía, dueño de una simpatía tan única me decía: ¡no tendré la mejor voz, pero si tengo el sentimiento, me adueño del verso, lo hago mío, lo siento, lo vivo!
Recitaba de memoria “Decimas a Dios” de Pita Amor, los sonetos clásicos de Bécquer, de Quevedo y Lope de Vega. De ahí viene mi gusto por la poesía, la he visto como un género visitado y revisitado y es que en realidad Jorge Luis Borges tenía toda la razón, durante una conferencia exclamaba que “la poesía no es algo extraño: está acechando, a la vuelta de la esquina. Puede surgir ante nosotros en cualquier momento…”
Cuando mi papá cumplió 89 años tuvo un infarto cerebral. Él estaba completamente lúcido, pero poco a poco fue perdiendo su capacidad motriz y del habla; imagínense a un gran conversador, a un hombre tan culto, dejar de hablar, por lo que él Se comunicaba con nosotros con señales y escritos, yo iba todos los días a verlo, pero me propuse dedicarle un día completo. Para él era muy difícil no poder leer y no poder comunicarse, y los domingos le escogía un libro o un texto y normalmente le leía poesía en voz alta.
Mi papá falleció en diciembre de 2022, aquí mismo le dediqué una sentida columna. Así que a manera de un ejercicio de honrar su vida y de igual manera de celebrar mis 40 años, utilizando Instagram en mi cuenta @leerporlaveredatropical que ha sido una plataforma para difundir mis lecturas, agenda cultura y mi promotoría de arte y lectura, me animé a publicar videos cortos (reels), leyendo poesía en voz alta, una sección que he denominado: #domingopoético
Aprovechando este espacio hago la invitación para quienes no me siguen lo hagan y para quienes ya lo hacen agradecerles profundamente, la respuesta ha sido tan favorable que hemos podido instaurar una nueva y buena tradición: leer poesía en voz alta, de esta manera logro dos de mis cometidos: para honrar a mi padre de algo que yo hacía en vida con él; y así también difundir la poesía a nueva generaciones. Ante la pregunta expresa: ¿La poesía está caduca? ¿En desuso? ¿Qué ya nadie lee poesía? PUES NO… la respuesta está con la rima IV de Bécquer descubriremos que: ¡podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía!
Como corolario: Con profunda alegría celebro que el poemario “Isla negra” de la reconocida poeta Elsa Cross, haya sido galardonado con el prestigiado premio Mazatlán de literatura 2024.
Y como presagio de buena voluntad, como adagio de una bendición les deseo ¡Qué nunca les falte poesía en sus vidas!
Twitter: @luisrobertogm
Instagram: @leerporlaveredatropical
*El autor es abogado y escritor, intelectual pop y filósofo urbano y ya sin tanta crema a los tacos es un mazatleco orgulloso de su terruño.
