Cada 30 de marzo se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar esto con el objetivo de generar conciencia sobre este padecimiento y eliminar el estigma social. Esta fecha fue establecida debido a que se recuerda el nacimiento de Vincent Van Gogh, quien fue diagnosticado con este trastorno mental.
Se clasifica a los trastornos bipolares entre las principales causas de discapacidad a nivel mundial. Actualmente, no hay un dato oficial de cuántas personas padecen este trastorno, ya que ningún país tiene un registro; no obstante, se estima una prevalencia de entre 2 y 3% en la población mundial. En nuestro país (México), de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, se estima que alrededor de 1 y 3% de la población tiene este trastorno mental, es decir cerca de tres millones de personas.
Me gustaría recalcar que este trastorno va más allá de lo cambiante, es decir, es común escuchar frases del tipo “oye, que eres bipolar”, “ando bipolar hoy día”, “mi jefe es tan bipolar”, entre otras. Pero ¿sabemos lo que significa? El trastorno afectivo bipolar es una enfermedad mental que provoca cambios extremos en el estado de ánimo. Estos cambios extremos de ánimo pueden incluir un aumento de la vitalidad, la energía, la euforia, lo que se denomina manía; o una disminución de la actividad y la vitalidad, denominada, esta puede afectar la salud, la productividad y las relaciones personales, e incidir en la cognición, la energía y el sueño. Es una condición que comienza usualmente en la adolescencia o adultez temprana, sin embargo, un grupo menor puede aparecer también después de los 50 años de edad.
El diagnóstico oportuno y preciso de los trastornos bipolares es esencial para proporcionar un tratamiento adecuado y mejorar los resultados para las personas afectadas.
Sin embargo, el retraso de diagnóstico es un problema común, con un tiempo promedio de retraso de 5 a 10 años desde el inicio de los síntomas hasta que se diagnostica y se lleva el tratamiento adecuado (Kessing et al., 2020). Una de las principales dificultades para el diagnóstico consiste en que la forma más común de presentación es el ánimo depresivo, lo cual lleva a confundirla con otro tipo de trastornos del ánimo, principalmente el trastorno depresivo mayor, el que consiste en la presentación únicamente de episodios de depresión, esta confusión diagnóstica es relevante, pues ambas condiciones tienen abordajes terapéuticos diferentes; particularmente el uso de fármacos “antidepresivos” pueden empeorar la evolución de los trastornos bipolares.
¿Y Vincent Van Gogh? Se cree que el famoso pintor Van Gogh tenía Trastorno Bipolar, especialistas han mencionado que en algunas de sus cartas son pruebas de un estado anímico inestable y de múltiples episodios psicóticos, lamentablemente se cree que el trastorno lo llevó a cortarse la oreja y posteriormente al suicidio. Pero, ¿y si Van Gogh hubiese ido con el psiquiatra y a terapia? ¿Cómo se habría reflejado en sus pinturas? Quizá, no lo sabremos… No obstante, con un detección temprana sobre el Trastorno Bipolar, y un tratamiento adecuado, habría evitado el deterioro cognitivo y controlado los episodios maníacos y depresivos, y quizá así hubiese encontrado una estabilidad mental que cambiase su desenlace.
Un tratamiento adecuado, incluye la psicoeducación (conocer de qué se trata esta condición), introducir rutinas regulares de sueño y actividad, evitar las sustancias que desestabilizan el ánimo; la medicación incluye fármacos conocidos como estabilizadores del ánimo, aunque son un grupo variado, además existen psicoterapias específicas para abordar las fases depresivas del trastorno y mejorar la evolución de largo plazo previniendo las recurrencias.
Entonces, solamente quizá la historia de Van Gogh al haber sido diagnosticado a tiempo hubiese sido diferente.
Rompamos juntos los estigmas que existen sobre los trastornos mentales. Ve a terapia, mereces ser feliz.
