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    Buenos hábitos y salud digestiva: Todo empieza por dentro

    Un estilo de vida saludable no se construye de la noche a la mañana o por arte de magia, sino con el compromiso de crear buenos hábitos para cuidar la salud y ser capaces de sostenerlos en el tiempo. En el día a día, es difícil construir nuevos hábitos saludables a pesar de que lo desees con todas tus fuerzas, ya que los mismos se entremezclan con la rutina, las obligaciones y los imprevistos de la vida, además de que en ocasiones solo se piensa en el resultado y no se practican desde la convicción de que se está haciendo algo bueno por uno mismo.

    Es importante tener motivaciones intrínsecas o detonadores a la hora de crear hábitos para tener buena salud y que estos se adhieran a tu rutina (cualquiera que ésta sea), ya que son mucho más efectivos que los premios o castigos externos. Así que, si quieres incorporar un hábito saludable a tu vida, conecta con lo que deseas lograr y por qué. Piensa en los beneficios que esto puede traer a tu estilo de vida, a tu estado de ánimo y a tu calidad de vida en general, y tómalos como un impulso para empezar a actuar. Puedes implementar pequeñas acciones que mejoren; por ejemplo, tu salud digestiva.

    ¿Cómo empezar con los buenos hábitos y cuidar nuestra salud digestiva? 

    Se puede empezar a incorporar patrones de comportamiento que permitan cumplir con los objetivos planteados y recurrir a la repetición, que será la mejor aliada. Es importante tener en cuenta las  señales contextuales, acciones que ayuden a la ejecución del hábito y que contribuyan a que se recuerde más fácilmente y, eventualmente, se vuelva cotidiano.

    Otras claves para poder establecer hábitos y hacerlos permanentes son:

    1. Empezar por algo pequeño: poner metas realistas para tener más oportunidades de cumplirlas. Es importante ser paciente y disfrutar  ver el progreso. Por ejemplo, tomar un yoghurt al día, sin importar el horario pero tratando de cumplir con esta acción todos los días y notando poco a poco los beneficios.
    2. Identificar las excusas: detectar esas excusas que suelen ganarle a las ganas de hacer algo y elaborar una estrategia para vencerlas. Por ejemplo, si el yoghurt no resulta atractivo por sí mismo, se puede incorporar en una receta para consumirlo todos los días de formas diferentes y así cumplir con la acción de consumirlo de manera diaria.
    3. Perdonarse si se falla y continuar: fallar es normal, la mayoría de las personas lo hacen, lo importante es no centrarse en el error sino seguir intentándolo. Por ejemplo, si un día no se logra consumir un yoghurt, no pasa nada, al día siguiente se retoma la acción y se sigue adelante.
    4. Llevar un registro: tomar nota del hábito que se desea incorporar, del contexto en que se hará repetidamente y de la cantidad de días en que se cumple con lo propuesto. Por ejemplo, llevar una bitácora sencilla de los días, horarios, y presentaciones en que se consume, para tener un registro de que sí se está cumpliendo con la meta que se propuso para tener una buena salud digestiva.

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