Más

    La eterna duda

    El domingo 4 de diciembre de 2022, mi papá Enrique González Collard falleció, su partida dejó un huequito y una fractura en el corazón, las fechas no ayudan, le dediqué unas palabras que se las quiero compartir o por lo menos algunos fragmentos como testimonio amor y de cariño:

    La canción coincide perfecta: “Es un buen tipo mi viejo”. Aunque ahora querido papá, tendré que acostumbrarme a hablar de ti en Pasado, aunque camines conmigo en los tiempos gramaticales que debamos conjugar.  Mi papá era una buena mezcla entre esa bonhomía de mi abuelo y la gracia y simpatía de mi abuela.  Globetrotter; nació con un soplo al corazón, fue sumamente enfermizo;  se le moría a mi mamá Yoya a  cada rato y tuvo batería hasta los 92 años.  Nueva décadas papá. Viviste 9 décadas. Sinuosos son  los caminos recorridos, pero como a Borges: Dios te dio los libros y la noche. 

    Amigo entrañable de sus libros, conocido desde niño por culto.  Poliglota, bon vivant, melómano por excelencia; amante de las tres B alemanas: (Brahms,  Bach y Beethoven), así como de los boleros, las canciones de Grever, de la bossa, Duke Ellington, de Cole Porter, de Gershwin y muchos más. 

    Todo un anecdotario andante.  Desde mi niñez y hasta la fecha  en que pudo hablar fluidamente fue  mi biblioteca parlante. Mi confidente y mi sabio consejero.  

    Mi papá fue y será mi héroe de ficción, no me habrá enseñado ningún deporte pero me abrió las puertas al arte y la cultura. Fue un hombre con muchas virtudes. Generoso silente y un hombre de Fe,  eso lo reconozco, lo admiro y lo agradezco. Pero también un  hombre de ideas propias.

    Gran conversador; dueño de un gran sentido del humor, a veces cáustico y mordaz. Porque creía vehemente que el sentido del humor era el patrimonio inexpropiable de la inteligencia.

    Hace algún tiempo durante un cruce de miradas con la Ceci y la Gloria, les decías, ya estoy torpe y viejito. La realidad se impone, no se niega lo evidente.  Te vimos  y vivimos anciano y torpe. Anciano con toda la dignidad y la sabiduría que eso representa. Torpe con toda la vulnerabilidad y debilidad que reviste. 

    Sus  últimos dos años fueron muy pesados, muy difíciles, pero algo imborrable fue su gran sonrisa con que la iluminó mi vida y la vida de muchos. 

    Cada uno da lo que tiene en el corazón, y cada uno recibe con el corazón que tiene. Como dijera Ceci mi esposa: La meta es el Cielo y tú ya llegaste.  Háblale bonito a Dios de todos nosotros. 

    ¡Gracias por tanto!, ¡gracias por todo! 

    “La eterna duda. Sé bien yo, que al cerrar mis ojos para siempre la respuesta me será satisfecha. Me lo asegura mi fe. Pero, mientras me corroe la duda de que la hacienda que me fue confiada sea aceptada o sea el talento o los talentos que me fueron confiados. Entonces, entonces, ¿Me echo a llorar?.

    Para un creyente cristiano la duda es irrelevante. Para mí, aunque poseedor seguro de las promesas divinas, no me quita la Humana inquietud: Hombre soy.”

    “Nací, pero no morí… Confieso con toda sinceridad que mi estado de salud no era mi preocupación, gozaba de mi normal situación al restablecerme sin reparo alguno. Subconscientemente quería gozar de la vida, por eso he gozado lo que la vida me ha ofrecido. La vida misma, la música, la literatura, poesía, arte, viajes y amistades. Gracias a la vida que me ha dado tanto. Por eso Gracias a Dios.”

    Enrique González Collard

    Por: Luis Roberto González-Manjarrez
    @luisrobertogm
    @leerporlaveredatropical
    *El autor es abogado y escritor, intelectual pop y filósofo urbano y ya sin tanta crema a los tacos es un mazatleco orgulloso de su terruño.

    Latest articles

    spot_imgspot_img

    Related articles

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí

    spot_imgspot_img