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    La relación madre-hija.

    Si tienes una hija mujer, si la vida como madre te ha bendecido con una muchachita eres muy afortunada. Las hijas se convierten con los años en estupendas compañeras de vida. En mi caso, mi princesita nació entre 3 varones, eso la hizo tener facilidad para convivir con jovencitos en su adolescencia. Se hizo de grandes amigos y su relación con sus primos fue asertiva, divertida y de apoyo mutuo. Convivir con chicos fue para ella natural y tan enriquecedor como con sus amigas, estudiar en escuelas mixtas y también en colegio para niñas le dio perspectiva de lo que es el mundo, un lugar de hombres y mujeres.

    Para que una hija se desarrolle con inteligencia, buena autoestima, sana de cuerpo y mente y autentica necesita ser muy amada, escuchada, sentir que se le apoya y se le quiere tal cual es. Eso la hará espontánea y alegre, segura de si misma y forjara su criterio con más donaire que cualquiera. Las mujeres por naturaleza somos sensibles y perceptivas, unas más que otras pero, sentir a mama cerca, nos hace más plenas. De otro forma se habrá de trabajar mucho en el interior, se pasa por desgaste y dolor cuando la madre puede allanar el camino aun cuando el suyo no haya sido el mejor y evitar sufrimiento innecesario pues con mucho amor y cuidado se puede proteger el alma de las niñas.

    Es indispensable que cada mujer trabaje en su amor propio, entre más riqueza espiritual se tenga, más preparación y ganas de superarse con una buena actitud, poblaremos el mundo de mujeres guerreras y autosuficientes sobre todo en la parte humana, que no necesiten buscar amores co dependientes ni salvadores, que tengan una vida donde el amor por una pareja se manifieste desde la salud integral de una personita que busca compartir su esencia en los mismos términos de respeto y dignidad.

    Si tienes una hija amala mucho, escúchala, la adolescencia es complicada, ellas mismas no saben ni como se sienten y es una etapa fundamental para entablar un lazo invaluable con mama, las mamas se necesitan todo el tiempo, cuando eres niña, cuando te casas, cuando te embarazas, todo el tiempo!! Son un bálsamo para el alma y un dolor tremendo cuando ya no están o aún vivas no cuentas casi con ellas. Establecer una relación amorosa con las hijas es un tesoro inigualable; ¡cuánto se disfruta de su compañía!!, de sus vivencias, de sus amistades, la comunicación necesita ser fluida y honesta, y resolver oportunamente cualquier desavenencia, mal entendido o conflicto será de gran ayuda para la relación.

    Cuando por el contrario la relación es conflictiva las cosas se complican y la vida se atora, tanto madre como hija viven con dolor, carencias e inseguridades, las cuales se ven reflejadas en muchas de sus relaciones personales. Algunos psicólogos dicen que la madre refleja sus expectativas en su hija y esta a su vez inconsciente o conscientemente responde a las creencias de su madre. Por querer aceptación de mama se lían en relaciones complicadas cuando son personas adultas. Cuando la madre no es confiable o es desconsiderada la hijas crecen con miedos y muchas inseguridades; buscan aceptación por todos lados y no saben quererse a sí mismas, por consiguiente se enrolan en relaciones toxicas.

    Son muchas las piedras en el camino de nuestras hijas cuando no sabemos ser mamas, cuando incurrimos en la apatía o el sobre proteccionismo pues lastiman de la misma manera, que paradoja ¿no? Por eso a quienes tienen el regalo de formar una hija es tiempo de transformar la relación para mejor cada día pues la convivencia en años posteriores es como el mejor postre después de una opípara comida. Disfruta ver crecer a tu hija y de tener  la alegría de su compañía.

    Namaste.

    Paty Maytorena

    Cel.- 66 77 51 28 84

    Correo electrónico: patymaytorena@hotmail.com

     

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