Una conducta inquietante con quienes nos rodean es que nos falten al respeto, empezamos mal una relación si no ponemos sutilmente límites, lo cual se necesita aprender y se tiene que desarrollar para socializar asertivamente con los demás. Hay diferentes límites como cumplir horarios, respetar territorio, cumplir leyes, acatar órdenes, los cuales si se cumplen generan organización y funcionalidad.
Pero existen otro tipo de límites: los emocionales, los que son fundamentales para cultivar nuestra autoestima pues nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, y nos dan libertad y autonomía. Respetarnos a nosotros mismos hará que seamos respetados por otros.
Si somos de los que queremos agradar a nuestros semejantes por encima de nuestras prioridades estamos perdidos, no podemos hacer lo que los demás esperan o desean de nosotros, es la primera falta al yo, pero, si nos hacemos responsables de nuestros actos y consecuencias podremos poner nuestros propios límites.
Para ser autentico y marcar tus limites necesitas conocerte muy bien, desde tus gustos, tus necesidades, lo que realmente deseas, sentir tu valía como persona para darte a respetar, lo cual será mucho más fácil teniendo claridad de quien eres. Desde los miedos e inseguridades solo cosecharemos precisamente miedo e inseguridad.
Un primer paso será aprender a decir que no, si no queremos algo, sin importar que diga, piense o haga el otro sino confiar en mí mismo es resultado de una autoestima sana, lo cual empieza desde la niñez. Un niño que sabe defenderse, decir lo que quiere y se le apoya escuchando sus razones, sin degradarlo podrá cultivar seguridad y autonomía, es darle a ejercer su derecho de libre opinión.
Aprender a tomar decisiones también nos da seguridad y podremos acatar si fue una buena o mala decisión pues será nuestra responsabilidad; si un niño escoge un nuevo sabor de helado y no le gustó tendrá que descubrir que toda decisión tiene un riesgo y será más cuidadoso en su forma de pensar.
Cuidar nuestra intimidad es otra forma de poner límites, será nuestra decisión únicamente el compartir, solo con nuestro permiso a quien podría opinar, cuestionar o aconsejar, siendo muy claros al respecto.
Si alguien se pasa de la raya como decimos comúnmente se siente incomodidad, malestar y hasta enojo en un momento dado. Lo importante será aclarar en ese preciso momento lo que sentimos o pensamos, iniciando con palabras de afecto hacia la otra persona, lo importante que es para nosotros la relación y que no deseamos alterar los lazos afectivos sino manifestar nuestro sentir para no salir lastimadas ninguna de las partes.
Hay temas muy sensibles como las conversaciones sobre política, religión, creencias, que pueden ser terreno de cultivo para ofensas, malos comentarios y que diversas formas de pensar afloren de tal manera que si no hay cordialidad en el dialogo será difícil poner límites.
Hay un lema que dice que hablando se entiende la gente, para poner límites hablar claro y afectuosamente desde una seguridad y confianza en sí mismo será una plataforma totalmente adecuada para lograr excelentes relaciones personales. Deseo tengan un hermoso mes, hasta la próxima.
Paty Maytorena
Yoga y desarrollo humano.
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