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    Saber, pensar, vivir: Una Oportunidad

    Esta frase lapidaria es del gran Octavio Paz: “Es indudable que hoy se lee más que antes. ¿Se lee mejor? Lo dudo. La distracción es nuestro estado habitual. No la distracción del que se aleja del mundo para internarse en el secreto y movedizo país de su fantasía, sino la de aquel que está siempre fuera de sí, perdido en la mediocre e insensata agitación cotidiana. Mil cosas solicitan a la vez nuestra atención y ninguna de ellas logra retenernos; así la vida se nos vuelve arena entre los dedos y las horas humo en el cerebro.”  Y me hubiera encantado escribirla a mí, porque no hay falla en su lógica, por tal motivo me la he apropiado y la he repetido en diversas ocasiones, una de ella fue durante una tarde soleada y calurosa de junio cuando tuve la gran oportunidad de comentar el libro: “Para saber, para pensar, para vivir”, de mi amigo el Sacerdote José Martínez Colín.

    En un esfuerzo conjunto entre el  “Centro Cultural Pelícanos” y el proyecto de gestión cultural y fomento a la lectura “Leer por la vereda tropical”  que dirige este que aquí abusa de la tinta, organizamos una tertulia para platicar de este libro. Porque considero que vale la pena apostar a estos proyectos que son un respiro, una oportunidad y una caricia al alma y al intelecto. Porque aquí hay fe y hay razón, conviviendo y entendiéndose.

    Jesús hablaba en parábolas, los griegos inventaron las fábulas y lo que siempre nos queda es una moraleja práctica; el Padre Martínez Colín, en la manera en que estructura sus escritos hay este tipo de relatos que invitan a la reflexión, una conversación abierta con sus lectores universales, y es que a pesar de que el autor sea un Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra (además de Ingeniero en Sistemas por la UNAM… un erudito ¡vaya!) lo mismo lo podrán leer niños, adolescentes y adultos, el lenguaje es claro, sencillo y directo pero el texto transpira sabiduría y eso es un obsequio intelectual.

    Y es que transitamos en nuestra contemporaneidad en la modernidad líquida como la denominó el filósofo polaco Zygmunt Bauman; un tiempo marcado por la relatividad, la inmediatez y el rechazo a lo absoluto incluyendo la verdad. Ante esta realidad  le preguntaba en esa charla franca al Padre Martínez Colín ¿es atractivo hablar/ escribir sobre la práctica de las virtudes? Y ¡Sí! Se puede alcanzar una vida plena y feliz y una vida virtuosa nos facilita llegar a ella. Ya quePara saber, para pensar, para vivir, ofrece un recorrido por las diversas virtudes fundamentales, una invitación abierta a la introspección, ya que recopila una selección de artículos publicados en diferentes medios, y ordenados en quince distintas virtudes.   Se trata de virtudes fundamentales, que invitan a una reflexión que sea luz en la vida cotidiana o al menos la haga más llevadera.

    En este recorrido de más de 200 páginas, rescato que hay un elemento atractivo o hasta disruptivo y es que pareciera que hablar en positivo es una constante en sus textos y efectivamente esa fue siempre la  intención. Platicaba con él sobre la idea de la modernidad angustiada, siempre pensando en el futuro y desperdiciando la oportunidad que nos brinda el vivir y aprovechar el presente.  Pero no debemos pasar desapercibido y tomo prestadas las palabras del Padre que: “…Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y empeño, renunciando a las prisas; no hay que detenerse por inseguridad, ni tener miedo de apostar y de cometer errores. Más bien «si hay que tener miedo a vivir paralizados, como muertos en vida… porque no perseveran en sus empeños o porque tienen temor a equivocar-se… ¡No tengan miedo de volverse artesanos de sueños y esperanza!… ¡Tomemos la vida en serio, para hacer algo hermoso con ella»” (Esperanza  pag.37).

    El mundo nos reclama una profunda y certera  renovación cultural y moral, tenemos un gran compromiso y debemos de asumirlo con confianza y congruencia, tenemos una oportunidad  maravillosa como generación ante el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor.

    Sabemosque es imposible pedirle al tiempo que vuelva, pero lo que sí podemos hacer es tener la firme intención de aprovechar el hoy, el ahora.  Bien nos dice un autor contemporáneo, “Todos los días tenemos un tesoro para distribuir. Si no lo damos lo perdemos, si lo repartimos se nos multiplica” (Fernández Carvajal). Es sano y recomendable tener el propósito firme de vivir o luchar por vivir las virtudes, establecer es compromiso con nosotros mismos.  Muy conveniente será concretar el vivir en la esperanza.

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    Twitter: @luisrobertogm

    Instagram: @leerporlaveredatropical

    *El autor es abogado y escritor, intelectual pop y filósofo urbano y ya sin tanta crema a los tacos es un mazatleco orgulloso de su terruño.

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